Translate this site

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Nel blu dipinto di blu

Damián
"Pájaros azules"
Pienso que un sueño así ya nunca volverá, me pintaba las manos y la cara de azul, después, de repente, el viento me llevaba, y comenzaba a volar en el cielo infinito…


Domenico Modugno


FELIZ AÑO NUEVO

Volare
oh, oh, oh, oh

sábado, 25 de diciembre de 2010

Ojitos de Luna

Ángela Rodríguez
Lápices de color y pastel
Ojitos de pena,
carita de Luna,
ya es madre la niña
que amó sin fortuna;
y al hijo consuela
meciendo la cuna:
“No llore mi niño
sin causa ninguna;
que no ve que me apena,
carita de Luna”

Poema: Max Jara

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Que aproveche

 Las viandas que había en la vitrina no se le antojaron manjares, excepción hecha de aquella tortilla rellena, aunque lo cierto es que nada tenía mala pinta, ni parecía poco fresco o de poca confianza. Acaso los fritos, se veían hechos hace varias horas, detalle con el que quiso ser indulgente.
-¿Rellena de que?
-Calabacín, panceta, pimiento verde y tomate a la plancha.

En aquel momento, estaba seguro de ser capaz de prescindir de cualquier alimento, pero a la vista de aquella tortilla, intuyó que comer algo sería, tal vez, lo único que le sentaría bien. Con un punto de nostalgia, recordó a su madre, aun joven, en su vieja cocina de la calle Berbegal, explicándole con la seguridad que sólo da la experiencia, que comer bien es la mejor manera de enfrentar los problemas diarios y en especial los estados nerviosos. Por contraste, imaginó después a Carmen, ya no tan joven, conminándole con la seguridad que sólo da la fe plena en lo que se sabe de buena tinta: una ensalada con el pan justo, nada de grasas y los fritos; ni verlos –Hay que ver los cojones que tiene esta vida- pensó – Un hambre de posguerra omnipresente y una generación con demasiadas ganas de olvidarla, han sido suficiente para desavenir el criterio dietético de las madres españolas. -¿Y los hijos?- A los hijos no nos ha quedado nunca más remedio que alimentarnos bajo el auspicio del sentido materno-común dominante. Sacrificar la salud durante años con el afán de asegurar unas proteínas de futuro incierto, para que al final, con el futuro proteínico teóricamente garantizado, vernos obligados a inmolar cualquier placer en aras de acumular un excedente de salud, de futuro verdaderamente dudoso. ¡Vaya panorama!
-Uno pequeño de jamón ¡Por favor!- pidió asumiendo que los criterios ya nunca serían lo que habían sido.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Y así acabarán negando hasta a su propia madre. Simplemente no quieren creer

Orestes perseguido por las Furias
Adolphe William Bouguereau

Hombre, nunca me lo había planteado así. ¿Yo no quiero creer? Pues la verdad, no lo se. Tengo muy claro que no creo, bien por que nunca he encontrado razón alguna para ello o simplemente por que no he sentido la necesidad. De todas maneras pienso que es muy obvio; creer o no creer no es un acto que se pueda ejercer a voluntad del usuario. Así pues, empecinarse en verlo como una opción personal más, no deja de ser una torpeza por no decir que una notable falta de inteligencia y puede hacer sospechar que quien eso piensa de otros puede muy bien declararse creyente bajo ese mismo principio; como quien declara una preferencia, como parte de una ideología, como imperativo social o pose ante el mundo, sin mas trasfondo.

Y así, por una natural y espontanea falta de creencia, sin otra razón, resulta que alguien es acusado sistemáticamente de negacionista compulsivo, dogmático, arrogante y amigo del mal entre muchas otras lindezas de mayor calado, pues es hasta posible que ese alguien, que no soy yo, pueda sentirse agredido y perseguido por cuestiones de conciencia. Lo cual, por cierto, está penado por la ley. Pero olvidándonos de esto; la verdad es que con esta actitud también se da pie a que quien esta injusticia sufre, responda con la misma moneda y entre muchas otras cosas, diga por ejemplo: Si nadie puede objetivamente, señalar causa alguna por la que creer en la existencia de ningún ente sobrenatural, no puede haber otra razón que una desmedida tendencia al rebaño, la incapacidad manifiesta para sentirse un hombre libre y dueño único de sus actos y sus palabras, la estupidez, el miedo a la muerte y el miedo irracional a la vida, la que mueva al hombre irremediablemente a inventarse un ser superior bajo el cual ponerse a salvo de todo mal y al falso amparo del cual poder crear la ilusión de un futuro asegurado. Como ya he dicho; la habilidad de creer o no creer, no se puede ejercer a voluntad. Por tanto; decir esto sería profundamente ridículo, simple, injusto, ofensivo, prejuicioso, gratuito y fuera de lugar. Así que yo no lo diré, tal y como lo ha dicho Él.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Sumisión ciudadana o social-conformismo

La siguiente anécdota es reveladora del desolador panorama que nos domina. Hace unos días, una administración local española planteaba cerrar dos centros de trabajo. Aunque el carácter funcionarial de los empleados impedía el despido, a éstos se les explica en una reunión que se cambiarán sus turnos de trabajo, perderán varios pluses económicos, no existirá en principio un criterio equitativo y transparente para la recolocación ni tampoco se informa de en qué órgano legislativo se ha decidido el cierre de los centros. A continuación, el alto cargo pide que los trabajadores manifiesten sus posiciones, reclamaciones o comentarios. Un empleado de los de mayor titulación pide la palabra y pregunta: “¿El cierre será el 31 de diciembre o el 1 de enero? Es para organizarme las vacaciones”.

Este ejemplo nos dibuja el paisaje de sumisión y conformismo que se divisa entre la población. Durante siglos los pueblos han luchado por mejorar sus condiciones de vida, en la búsqueda de una sociedad más justa y desigual. En esa causa, millones de seres humanos dieron su vida enfrentándose a crueles dictaduras. Hoy, sin necesidad de esa represión, en los países desarrollados se asume la pérdida de derechos sociales conquistados y no se atisba un movimiento crítico de contestación a los atropellos de los poderosos.

Asistimos a "un rechazo hacia cualquier tipo de actitud que conlleve enfrentamiento o contradicción con el poder legalmente constituido". La guerra, la explotación y la competitividad, elementos todos ellos aberrantes de cualquier modelo de convivencia, son aceptados masivamente. "Nos entristece la injusticia, nos afectan emocionalmente las noticias que hablan del renacer de la esclavitud infantil, de la venta de órganos humanos, del comercio de niños, de la muerte por hambre. Es más, llegamos a encolerizarnos cuando nos muestran fotos y escenas donde se observan los horrores de las guerras. No soportamos tampoco a dictadores, caudillos y somos alérgicos a la arbitrariedad. Llegamos a defender el medio ambiente y la naturaleza. Nos identificamos con todo tipo de causas justas y valoramos en mucho la amistad, pero nuestro quehacer cotidiano es contrario a dichos postulados. Nos convencemos de la paradoja del conformismo"

[...]

Pascual Serrano
Rebelión

http://www.rebelion.org/hemeroteca/cultura/031104mr.htm

lunes, 6 de diciembre de 2010

Cambié algunas costumbres; voy y vengo en autobús


El año pasado me fijé en una pelirroja. Parecía extranjera; rusa o polaca o..., y siempre iba acompañada por una mujer mayor. Se quedaban al final del autobús, de pie. Tenía el pelo muy largo, y pómulos muy pronunciados. No era muy guapa, pero, de algún modo, me atraía. No como tu, claro. Mas de una vez pensé  en la conveniencia de presentarme, pero nunca me decidí. Llegamos a enfrentar los ojos más de lo decoroso. Un día desapareció. No he vuelto a verla. Habrá perdido su empleo o habrá regresado a su país. De este calibre son ahora mis aventuras. Casi podría decirse que aunque sigo sufriendo erecciones cuando pienso en ella, te he sido fiel ¿verdad?

Imagen: Carlos