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domingo, 27 de mayo de 2018

Van a pasar cosas


"Creí que tras la caída del Muro vendría algún periodo anodino, pero todo vuelve a calentarse y de fin de la historia nada. Iberoamérica es un polvorín, como Asia; África está desapareciendo desde el punto de vista de la población humana, y la situación en el mundo próspero se ha hecho más volátil en proporción al desarrollo de la ingeniería financiera, que miente cuando propone dominar el riesgo con algoritmos como el de Black y Scholes. Le dedico a eso un par de capítulos en Caos y orden. Como antes separamos Iglesia y Estado, procede ahora separar economía y clase política, porque ese contubernio es muy peligroso para la estabilidad del dinero. Van a pasar cosas, esperemos que no tan terribles como las del siglo XX"

Antonio Escohotado
https://elestadomental.com/diario/antonio-escohotado-despues-de-tantos-anos

jueves, 10 de mayo de 2018

Hoy me he encontrado con Loreto, la Bolsos

Vaya sorpresa. No nos veíamos desde hace… ¿Doce años años? ¿Trece? No lo se. Tal vez desde el año que empezó la universidad.
Quien iba a pensar entonces que algún día nos daríamos besos y efusivos abrazos, en mitad de la calle, con el énfasis de los viejos amigos que se encuentran. ¿No lo fuimos? Bueno; exceptuando puntuales… No. No lo fuimos. Nunca nos caímos bien y si nos soportamos fue exclusivamente porque teníamos lazos comunes: sobre todo Petro. Ella estaba loquita por él, y él, aunque ya apuntaba para la otra acera, siempre fue agradecido con quien reconocía su sex-appeal.
Ya no luce su reputada melena, ni queda rastro de su figura espigada, y aunque también se ha vuelto pelirroja, se ha puesto gafas y viste con toda naturalidad esa ropa de burguesa que tanto detestaba, la he reconocido al primer golpe de vista. Ella a mi también; en realidad ha sido ella quien me ha visto saliendo de un estanco y ha empezado a llamarme a gritos.
Cogida a mi brazo, apoyando la cabeza en mi hombro, hemos caminado hasta el bar de Tony, que caía algo lejos para lo embarazosa que se me hacía la situación. Desde luego me ha impresionado su desparpajo y no menos el derroche de afecto ¿Tanto desengaña la vida que uno llega al extremo de negarse a sí mismo en aras de revivir un pasado más feliz? No he alcanzado una respuesta concluyente, porque ya tomábamos asiento en una de las mesas que fueron nuestras preferidas. Con una sonrisa encantada, sin dejar de estudiarme con esa curiosidad tan de la Bolsos, ha terminado de contar que no acabó filología, sino que se pasó a derecho, que trabaja en la central de tarjetas del BBVA en Chicago.