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domingo, 27 de diciembre de 2020

El descapotable rojo


Yo fui el primero de la reserva en conducir un descapotable. Y, por supuesto, era rojo, un Oldsmobile rojo. Era dueño de ese coche junto con mi hermano Stephan. Ambos éramos los dueños hasta que sus botas se llenaron de agua en una noche ventosa y él me compró mi parte. Ahora Stephan es el propietario de todo el coche, y su hermano pequeño Marty (es decir, yo) va caminando a todas partes. [...]

Louise Erdrich, "El descapotable rojo"

martes, 8 de diciembre de 2020

l'art de se déshabiller


 «…Entró en la muchacha como quien entra en sociedad: extasiado, fulgurante y esplendorosamente investido de una ceremonial fantasía del gesto, maravilla perdida de la adolescencia miserable…

… Y hasta que no empezó a despuntar el día en la ventana, hasta que la gris claridad que precede al alba no empezó a perfilar los objetos de la habitación, hasta que no cantó la alondra, no pudo él darse cuenta de su increíble, tremendo error. Sólo entonces, tendido junto a la muchacha que dormía, mientras aún soñaba despierto y una vaga sonrisa de felicidad flotaba en sus labios, la claridad del amanecer fue revelando en toda su grotesca desnudez los uniformes de satén negro colgados de la percha, los delantales y las cofias, sólo entonces comprendió la realidad y asumió el desencanto.

Estaba en el cuarto de una criada.»

"Últimas tardes con Teresa", Juan Marsé