Translate this site

sábado, 30 de septiembre de 2017

Breve crónica de la corrupción en España

No hay día en que no salga a la luz un escándalo de corrupción en nuestro país. La sociedad ha dado muestras de hartazgo ante el aprovechamiento personal por parte de unos pocos de sus puestos públicos privilegiados. Sin embargo, no es algo solo de ahora. El problema de la corrupción en España hunde sus raíces en muchos siglos atrás. Por: Javier Martín



Quizá aludir a “las cuentas del Gran Capitán” no esté hoy tan en boga como tiempo atrás. Sin embargo no hace mucho era una de las frases hechas más utilizadas para referirse a una cierta corruptela, normalmente relacionada con el ámbito doméstico. Con tal manifestación se hace referencia a aquellos balances económicos exagerados, a aquellas cuentas que de abusivas, hacen pensar que están hechas de una manera enviciada. Sin embargo, por otro lado, y en este caso en referencia a la respuesta que el protagonista de la anécdota, Gonzalo Fernández de Córdoba, dio a su interlocutor, Fernando el Católico, en la expresión puede asomarse también cierto matiz hasta cordial, en el que se aplaude la sagacidad del corrupto, su picardía. Quizá haya sido esta una de las grandes lacras unidas a las corruptelas, el que la sociedad considerase a los culpables personajes simpáticos, simplemente más avispados, una especie de descendientes del tan querido pícaro español del Siglo de Oro. Pero no nos vayamos tan lejos, volvamos a comienzos del siglo XVI. Regresemos al Gran Capitán.

domingo, 10 de septiembre de 2017

Edith Piaf


En la mañana del 14 de octubre de 1963, decenas de miles de admiradores rindieron homenaje a través de las calles de París al coche fúnebre que transportaba hasta el cementerio de Père Lachaise los restos de Edith Piaf. Aunque el arzobispo de París se negó a concederle un funeral religioso por su vida amoral y llena de excesos, el abate Leclerc, capellán de la gente del espectáculo, le otorgó su bendición final en el momento en que el ataúd descendió a la tumba. Entre los miles de seguidores que pisoteaban sepulcros y flores, estaban su amiga Marlene Dietrich, Tino Rossi, Paul Merisse, Charles Aznavour o Gilbert Bécaud.