Nunca en la historia de Europa un grupo tan reducido de hombres pequeños, de mente pequeña y de ambición personal infinita, sin moral, sin ideales y sin patriotismo y gracias, exclusivamente, al sistema electoral proporcional han hecho tanto daño permanente a una nación como los llamados "padres de Transición".
En
1975, la renta per cápita española, después de una carrera de
crecimiento económico sin paralelo en el mundo occidental, equivalía, según
Funcas, al 81,3% de la media de los nueve países europeos miembros de la
entonces CEE. En 1959 era tan sólo el 55%, una
cifra propia de un país subdesarrollado. Esta renta relativa a los países
centrales de Europa sería la primera víctima del desastre
político—económico de la Transición, que hundiría nuestro proceso de
convergencia con la CEE hasta el 70,8% en 1985. Y en los 37 años transcurridos
este nivel no se recuperaría jamás, ni siquiera con las cifras oficiales del
PIB, que desde 2008 sobrevaloran la realidad en un 30% y en 2012 situaron el
nivel en el 73,3 %.
Pero
no se trata sólo de la convergencia con los países centrales. El resto de
indicadores también fallaban. La industria, que representaba el 36% del PIB en
1975, fue desmantelada y hoy representa un 14%. Las rentas salariales, que
suponían en aquel año un 62,8% del índice (de acuerdo con los datos de BBVA),
se han desplomado al 44,2% —a finales de 2012—, la cifra más baja de toda
Europa. El 10% más rico de la población, que poseía un 26% de la riqueza en
1975, posee hoy el 48% y, además, el 70% de la riqueza financiera.
El paro era entonces del 2% —o del 6% si consideramos a los emigrantes como
desempleados— y ahora se sitúa en el 27%. El hundimiento económico fue
tal que, de un crecimiento real del 7,5% anual en el periodo 1959—1975, se pasó
al 0,8% en el periodo 1976—1985. Y la inflación se disparó desde el 7 al 44% a
mediados de 1977, mientras que la deuda externa se multiplicó por cuatro. En
sólo dos años los traidores de la Transición colocarían a España al
borde del colapso, primero, y en un nivel de crecimiento inferior a su
potencial, después.