Al bajar el cristal se percibe un vaho húmedo apestando a basura y residuos químicos. Ahora, a cada lado, les encajonan las cosas. Muros por todas partes, menos hacia delante. Los semáforos se obstinan en regular un tráfico casi nulo a esa hora, los anuncios luminosos guiñan mecánicamente, como signos burlones. De vez en cuando, sorpresas inquietantes: el repiqueteo estrepitoso de un timbre que no alarma a nadie, el súbito fragor de un tren por el viaducto metálico [...]
José Luis Sampedro, La sonrisa etrusca
1 comentario:
Me gustó la sonrisa etrusca, y este párrafo es especial.
Un saludo.
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