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sábado, 14 de octubre de 2017

Paisaje urbano



En el espejo destacaban su espalda desnuda y el descenso suave de la nuca: me voy para siempre. No puedo más y lo sabes. Lucharon aun en ese último round que, inevitablemente, da un vencedor a los puntos. Sólo hubo que recomponer una percha con cuatro vestidos, algún disco que habíase deslizado de su funda ("You really got me" de los Kinks) y una pestaña postiza, no se sabe de quien que apareció sin esperarlo entre las páginas treinta y ocho y treinta y nueve de Madame Bobary. Después, cerrar la puerta, echar el último vistazo al pasillo, alargado más que nunca, y abandonarlo todo, no fue cuestión sino de hacerse al ánimo. Las lágrimas hay metérselas en el culo, se dijo y salió a la calle, a comprar algunas cosas y lanzarse, sin miedo a lo que dirían más tarde, bajo las ruedas del primer autobús que hallara en su camino. [...]

"De vampiros y otros asuntos amorosos", Alfons Cervera

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