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domingo, 5 de abril de 2009

Mujeres y sus célibes fiscales


Separar el placer sexual del embarazo es, sin duda, una obsesión que ha acompañado a la humanidad a lo largo de la historia. Hoy, que la superación de muchos de tabúes, la educación generalizada, o casi, al menos en Europa, y los sistemas sanitarios ya permiten que las mujeres planifiquemos en libertad nuestra vida sexual y en definitiva nuestro futuro profesional y material a corto y medio plazo, podría decirse que se ha alcanzado una vieja y legítima aspiración. Sin embargo, ahora que, por primera vez, la sociedad civil nos reconoce nuestro derecho a decidir, y hablamos con esto de un logro tal vez mayor, surgen, como por encanto, los reparos de algunas conciencias hasta ahora adormecidas, y aun hoy insensibles antes otros dramas. El desencadenante no ha sido el aborto en sí, y no hablaré de cifras ni de situaciones concretas, si no el reconocimiento de la libertad femenina. Ante tal situación, se levantaron los que siempre se proclamaron indispuestos contra la vagina y vociferaron tratando de imponer su autoridad moral, no reconocida de facto. Esgrimiendo, desde su masculinidad, su soltería y su anormal condición de célibes; inconsistentes tesis en defensa del no-nato y negando, de eso se trató siempre, derechos y libertades.

2 comentarios:

Moony-A media luz dijo...

Sobre el destino de las mujeres, siempre decidieron los hombres.
Cuesta librar a algunos de esa especie de costumbre. Sobre todo si llevan sotana.

Un beso grande.

Raquel Cascales dijo...

No hace falta llevar sotana para defender la vida. De hecho no considero que el aborto sea una conquista para la mujer, es más, considero que nos hace más esclavas, pero sobre todo creo que tenemos un problema cuando ponemos por encima de la vida la libertad.