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viernes, 25 de febrero de 2011

Miranda, dominicana, 17 años... creo

Zaipi, 1998
Grafito y carbón sobre cartón entelado
Fue tal vez el momento más ridículo de mi vida. No por el fracaso, que ya era de esperar, si no por la asunción de una estrategia a la que debí negarme desde el principio. Supongo que imaginé, como un idiota, que tenía alguna posibilidad y me perdió la lascivia. Aun la recuerdo en la cafetería, el día que me devolvió los pendientes, diciéndome aquello de que había sido muy bueno con ella y que se acordaría siempre de mí. No fui capaz de contestar. Fue todo muy lamentable.
No hace mucho la volví a ver por la calle junto a un jovencito muy apuesto. Empujaban los dos un coche de bebé. No me reconoció.

Cuando le di los pendientes a Marta, no se lo podía creer. Hacia años que no le hacía un regalo de esa categoría y eran tan bonitos...

1 comentario:

martinealison dijo...

J'aime le regard profond de ce portrait... Très sensuel.
Bisous