- Es sabido que las tardes de los domingos conducen indefectiblemente al aburrimiento. En mi caso; el aburrimiento siempre transmuta en una profunda tristeza, y todo ello sin que pueda hacer nada para remediarlo. Estoy mas que acostumbrada; en realidad me ocurre desde niña, así que intento no dramatizar cuando la escapada de fin de semana se frustró, cuando Alfonso (mi marido) se negó a salir a comer, cuando ninguna de mis amigas cogió el teléfono y cuando la televisión se me antojó mas infumable que nunca. En momentos así, siempre recurro a lo mismo; tumbarme, cerrar los ojos, ponerme una música (con cascos; unos antiguos y grandotes que son los que mejor aislan a una de Pepe Domingo Castaño) y pensar. El remedio no es gran cosa, lo se, pero es lo mejor que se me ha ocurrido jamás. Alguna vez he hecho a los demás participes de mi particular suplicio: según Inés (una gran amiga) es algo muy natural que nos ocurre a todos, según Alfonso y mi hijo soy una tonta sin imaginación, según Genma (el mejor hombro del mundo) pienso demasiado poco en mí y no me permito nunca hacer lo que deseo hacer. Naturalmente Genma es la única que tiene razón, y aunque seguir sus consejos no me garantizaría la superación mis crisis dominicales, al menos resultaría gratificante saber que soy la única responsable de ellas. Dando vueltas a esta idea, precisamente un domingo por la tarde, llegué a varias conclusiones desoladoras: 1) Perdí la juventud y malmetí mi vida buscando a la persona perfecta, esa con la que compartir todas las parcelas de la vida: el sexo, las aficiones, los proyectos, que además sea nuestra mejor consejera y nuestro paño de lágrimas cuando vengan mal dadas. 2) Tal dechado de virtudes no existe; pues el que es una fiera en la cama es también un ojo alegre que corre detrás de todo lo que lleve faldas. Aquel que parece nuestra alma gemela, se revela con el tiempo como un vago de siete suelas al que le molesta nuestro éxito profesional. Y no digamos nada del santo que aguanta todas nuestras neuras, nos ama con indesmayable pasión y mataría por nosotros, es más aburrido que chupar un clavo. 3) Hay que ser realista, esto es lo que hay y más vale no hacerse películas. En otras palabras, la persona que amamos no tiene ni la mitad de las virtudes que le atribuimos y más pronto que tarde empiezan a notarse sus carencias. 4) A medida que nos vamos haciendo viejos, afortunadamente, seguimos enamorándonos, pero ya sabemos que todo es una idealización, de modo que cada vez resulta más difícil encontrar alguien potable. Ante este panorama, la solución era obvia: procurarse una persona como pareja estable, otra con quien compartir inquietudes intelectuales, una tercera para las confidencias más íntimas y hasta una cuarta para la cama, si es menester. Además, con este sistema se acabaron las neuras existenciales porque lo que no te da uno te lo da otro. Tengo la edad y la experiencia suficiente para saber a lo que juego y lo que me juego, poseo independencia económica y un nivel cultural suficiente para moverme por el mundo. Así las cosas, se podía decir que había dado con mi piedra filosofal, pero antes de dar forma definitiva al proyecto, quise estudiar todos los aspectos internos y externos, repercusiones, contraindicaciones... Por ejemplo: ¿Que le parecería a mi madre? Me despellejaría viva ¿Y a mis amigas? Dirían que me había vuelto loca y luego muchas cosas más (unas envidiosas) ¿Y Alfonso? ¿Que diría él? Lo pensé durante toda la semana. Alfonso montaría en cólera para entrar luego en un estado de postración desde el que reprocharme que había hecho lo único que siempre desee hacer. ¡Bueno! Nada muy grave y todo muy previsible. Ahora sólo quedaba por imaginar como sería mi nueva vida, de que forma afrontaría el nuevo día a día, situaciones y responsabilidades desconocidas para mí... Llevo mucho tiempo pensándolo y creo que no me sentiría bien. Me lo dice Alfonso; soy tonta.
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viernes, 10 de abril de 2009
Soy tonta
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5 comentarios:
Hola Ana, me ha gustado, espero que todo sea ficción.
El aburrimiento es el primer hacia la consecución de los objetivos.
Un abrazo y gracias.
La ficción siempre tiene algo de realidad y las realidades mucho de ficción.
Forman parte de la vida.
Gracias a ti.
Un beso.
Genial, Ana... has puesto en el pensamiento de la prota todos los pensamientos de una mujer de mediana edad. Aún joven y ya mayor.
¿Que somos tontas? no sé...
Un beso grande.
Yo tampoco lo se, Moony. Me gustaría creer que no lo somos. Es más, estoy casi segura de que no lo somos. Lo malo son... ¿las tardes de domingo?
Gracias y un beso.
Ana, creo que los domingos deberían borrarse del mapa, demasiado triste, demasiado tiempo para pensar...o quizá sea lo que necesitemos, tiempo para pensar y....¿echar a volar? Un abrazo!
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