La noche se llevó a mis amigos, a los conocidos de la infancia, a los vecinos del lugar donde nací y a la gente que saludé una o dos veces en la calle. Un día, me arrebató a mi amor, otro lo que me quedaba de esperanza, a los colegas con los que compartí la alegría de la juventud, mi libro de Neruda y hasta al triste barman que me servía vodka hasta el delirio. Y como si no estuviera satisfecha, hoy a venido a por más.
Imagen: Ramón Ventura
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