De Santa Orosia diremos que su fiesta el
25 de Junio es una traslación y cambio de las "Attideia" frigias que
se celebraban al final de año, entre el 15 y 27 de marzo en honor a Cibeles
(magna mater) y su hijo-consorte Attis que empezaron a cristianizarse a partir
del siglo V d.C., después de un largo período de decadencia en el siglo
anterior. Como otras fechas del santoral cristiano que tambien fueron
trasladadas para alejarlas de la memoria del paganismo. Fué una labor que se
empezó a gestar en época de la España visigoda, concilio tras concilio, con un
férreo sentimiento religioso propio de conversos arrianos, en un tiempo de
fuerte crisis espiritual, material y económica, carente de medios desde la
caída del imperio romano. Hasta que en el concilio XVII de Toledo del año 694,
convocado por el rey visigodo Égica y presidido por el obispo Sisberto, se
prohibió el culto a Mitra y Cibeles. El bautismo cibelino y mitráico entraban
en conflicto con el cristiano.
Con un calendario cristiano vacio y
todavía virgen con muchas fiestas por llenar "...la iglesia primitiva se
esforzó en recuperar, poco a poco, algunos elementos antiguos con los cuales
llenar el calendario cristiano. Para Pascua, por ejemplo, se inspiró muy
tempranamente en el culto de Attis y en los ritos que conllevaba, que caían en
la misma fecha." (Gaignebet 1984:38)
Es en Pascua, en el calendario de
"fechas del año anterior" según Gaignebet, esto es el 21 de marzo
(equinoccio), cuando el dios Attis... loco perdido por el amor que le
propina Agdistis-Cibeles (su progenitor
castrado por los dioses y ahora mujer), el día 22 en el curso de una escena
orgiástica, se mutila hasta morir y resucita al tercer día, el 25, por intervención
de Agdistis-Cibeles.
Concretamente el día 25 de marzo es el
día del año nuevo de las religiones paganas, el equinoccio de primavera y fin
del invierno, el día en que se celebra la resurrección de Xristos, del
hombre-dios Attis, el buen pastor, después de su emasculación y muerte. Es la
fiesta Hilaria o Día de la alegría...
El día 27 se bañaba la imagen de Cibeles
en un río sagrado para fertilizar las aguas y éstas los campos y tierras a su
paso. En Yebra de Basa (Huesca), en
tiempos, se mojaba o bañaba la cabeza de Santa Orosia en la fuente de su mismo
nombre en el puerto, simbolizando la fertilización de la tierra a través de
las aguas del arroyo sagrado, rio Basa y
Gállego abajo...
La cabeza de Santa Orosia es una
representación de la piedra negra (Kybéle) de Frigia, el betílo o aerolíto (meteorito) que las culturas de oriente,
desde la prehistoria, ya les rendían culto. A partir de la antigüedad en
tabernáculos y santuarios (metroon). De estas piedras hemos heredado, tras la
cristianización, un culto muy arraigado en muchas zonas de España como las
virgenes negras (magna mater, madre tierra): Valvanera, Montserrat, Pilar etc
La cabeza es la preeminencia frente al
cuerpo que se quedó la ciudad de Jaca tratando de adquirir relevancia,
protagonísmo político, social y espiritual para justificar su capitalidad en el
medievo (de capital condal a capital del reino), la principal posada del camino
francés, para lo cual necesitaba captar más "sustancia" de lo sagrado
que obtuvo del otro lado del Gállego...
Existen ciertos paralelismos orográficos
entre la Galacia-Galatia montañosa de la peninsula de Anatolia, donde existió
el principal centro de culto a Kybele en Pesinunte, y la "Gallaecia
Aragonensis" donde se rinde culto a una cabeza que representa a la Piedra
Negra, la Gran Madre y Mater Salutatis que nos trae agua (lluvia) y fertilidad
a traves de las aguas que se precipitan al rio Basa y Gállego.
Desde luego, era muy importante pero
desconocido hasta ahora en el estado de conocimiento de la historia local
reciente, el foco de espiritualidad y
sacralidad que representaba el monte Oturia-Santa Orosia desde época
tardorromana hasta la visigoda en que se originó el eremitismo en estas
montañas. De todo ello, quedan los restos de áreas eremíticas rupestres en el
monte de Santa Orosia, tanto en la ruta romera al puerto desde Yebra de Basa,
como en el barranco de la Garganta, donde se situó otro monasterio eremítico
dedicado a San Urbez, San Urbez de Gállego. Pero es posible, tambien, el
eremitismo en cabañas que bien pudo practicarse por comunidades temporales en
el área del monte de San Cocobá (o San Cucufate según autores).
Es una realidad intuída, a poco que se
descubren y relacionan datos, de que representó un foco de atracción e
influencia enorme, mucho más importante y extenso en el territorio de lo que
conocemos ahora por su legado hasta mediados del siglo pasado: una advocación
entre el valle del Ebro, Somontano, Cinco Villas y el sur de Francia...con la
herencia de unos ritos sagrados que provenían de los cultos a Cibeles de época
romana y, posiblemente, solapando otros ritos indígenas anteriores de
sociedades pastoriles desde la edad taurica.
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