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sábado, 10 de septiembre de 2011

Último canto

Resplandecía en medio de la noche. Sólo carretera y soledad extendidas a lo largo, como un camino hacia ninguna parte.
Un centauro pensé cuando lo vi.
Hacia arriba se ilumina su alargado torso de joven fosforescente. El contraste es evidente con su pelo corto y demasiado negro.
Veo ahora un frágil pálido y desnudo que relumbra desde la cintura hacia arriba. Hacia abajo, se oscurece la chatarra en que ha quedado convertido. Mitad humano, mitad no. Amasijo de vidrios y metales retorcidos se mezclan con su sangre y su carne y su piel que nacieron de mi sangre y mi carne y mi piel.
-Parece un ángel -pensé.
-Pero no soy un ángel -me dijo. Soy tu hijo muerto.

Teresa Calderón

2 comentarios:

今、この一瞬を dijo...

こんにちわ

素敵な愛の物語です。

挨拶


¡Hola

La maravillosa historia de amor.

saludo

Felipe Postigo dijo...

Gracias por pasar, misterios@ visitante.

Me alegra que te haya gustado

On saludo