Tal y como yo lo veo Nicanor, es cierto lo que dices (y no se si ya debería preocuparme). No tanto, como es lógico en mi caso, por lo que supone esto de retroceso en la tradición, si no por lo que tiene de colonización cultural gratuita y mansamente aceptada. La verdad es que solo puedo decir lo que ya te he dicho muchas veces: es un hecho que la gente se separa de la Iglesia, pero esto que en principio podía ser un motivo de alegría para muchos de los que aspirábamos a vivir por fin en una sociedad más laica, en la práctica está empezando a suponer un verdadero problema, incluso a veces de convivencia. La verdad, da la impresión, o a mi me la da, que una buena parte de esa sociedad que se llama a si misma descreída, está en realidad desamparada, y lo que es peor, sin un código ético sólido por el regirse en el día a día, lo que la expone a un sin fin de aprovechados que no dudan en reciclarla para su causa.
Es triste pero hay que reconocerlo; no estamos a punto, tenemos que seguir madurando y queda aun un largo camino. Por el momento parece claro que mucha gente todavía necesita una iglesia que de cobijo a sus miedos y canalice sus anhelos. La necesita tanto, que la busca desesperadamente. Tan desesperedamente, que la está encontrando donde no la hay.
Los cambios necesitan su tiempo y necesitan tranquilidad. Los intentos de forzar la máquina parece que siempre desembocan en catástrofe.
Malos tiempos, amigo.
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