Para acabar de matar aquella última noche caminamos en silencio por la Calzada de la Infanta, la larga avenida que lleva al Malecón. Las calles estaban vacías. Había leído en la primera plana del Granma que Real Madrid y Barcelona se jugaban la liga. Un partido de fútbol que ningún español en su sano juicio se perdería. Sin embargo, y dado que yo ya no tengo tierra, nada en aquel instante me importaba menos que ese encuentro. Mientras caminaba junto a ella sentí que mi vida real estaba a años luz de aquel instante.
3 comentarios:
es triste! se siente un vacio...
Abrazos
si no fuera porque era la "última noche" hubiera sido perfecto.
biquiños,
"Matar la última noche..." Suena terrible. Saludos cordiales.
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