Luego que ambas llegaron al palacio,
Donde habitaba Paris el divino,
Fueron a las labores de su sexo,
Las doncellas de Elena, y la princesa
Subió a la estancia hermosa de Alejandro,
La risueña y brillante diosa Venus,
Tomó luego una silla para Elena,
Que colocó á la frente de la cama
De Paris el divino. Elena al punto
En ella se sentó; pero volviendo
Con desprecio los ojos a otro lado,
Le dio estas reprehensiones tan amargas:
>>¿Así estás ya de vuelta del combate?
>>¡Ojalá que domado por la mano
>>Del héroe que antes tuve por esposo,
>>Hubieras perecido en esta lucha!
Imagen: Carlos (Venus 1996)
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