La sociedad nos invita a cubrirnos la cara con una máscara adecuada a nuestra posición, y nos disuade de hablar con demasiada honestidad de lo que sentimos. Aún así la gran revolución del último siglo la han protagonizado las personas de toda condición y edad que decidieron romper con lo que se exigía de ellas... Pero es una revolución que está incompleta. Seguimos hambrientos de afecto
En un principio fue entregada en matrimonio a Tántalo con el que tuvo un hijo, pero el rey micénico Agamenón se había fijado en ella y no tuvo ningún reparo en asesinar al rey Tántalo y al hijo de ambos para poder casarse con ella.
Con Agamenón tuvo cuatro hijos: Ifigenia, Electra, Orestes y Crisotemis.
Cuando la expedición griega que se dirigía a Troya, comenzó su viaje, una calma absoluta llegó sobre toda Grecia, esta ausencia de vientos impedía la marcha de los barcos helenos. Ante este impedimento, Melenao decidió consultar con el oráculo de Delfos, el cual declaró que el único modo de conseguir la aquiescencia de los dioses era sacrificando a la primogénita del rey Agamenón.
Este en principio se resistió, pero al final terminó cediendo a los ruegos de sus compañeros de batalla. Clitemnestra no perdonó este sacrificio (ya que ella no sabía que la joven fue salvada en el último momento por la diosa Artemisa y entregada como sacerdotisa en uno de sus templos) y mientras Agamenón luchaba contra los troyanos se convirtió en amante de Egisto.